En esta ocasión, no he pintado la parte superior de blanco con pintura acrílica, si no que la he dejado tal cual. Una vez quitados los herrajes metálicos a la tapa, he escogido una servilleta de decoupage con un motivo floral. Realmente, son las servilletas de papel que todos conocemos, pero con bonitos motivos y dibujos. Para el decoupage, se usa sólo la capa de papel de la servilleta que tiene el dibujo (normalmente tienen 3 capas de papel). Una vez separada, presento sobre la tapa y una vez elegida la disposición, doy sobre la tapa una capa de cola para decoupage mate (yo he usado de la marca Americana.

Hay que pegar con cuidado de que no queden burbujas, pero para que quede bien pegada y eliminar las burbujas de aire que pudiera haber, poner encima un film o un plástico que cubra el tamaño del área que queremos trabajar, y pasar los dedos o con ayuda de un algodón o trozo de tela, hacer presión desde el centro hacia afuera. Así lo dejamos lo más liso posible, y evitamos que se rompa la servilleta (algo que podría ocurrir si realizamos esta operación sin el plástico o film). Para cortar la servilleta sobrante, basta con pasar en sentido perpendicular al borde y hacia abajo, una lija muy fina, así la servilleta se irá cortando justo en el borde, al paso de la lija. Con los bordes de la tapa, he realizado la misma operación.

Finalmente, he dado a la tapa varias capas de cola de decoupage con brillo, que hace el mismo efecto que un barniz (dejar secar entre capa y capa), y a la parte de abajo, le he dado un acabado con cera especial para Chalky Finish Rust Oleum de Xylacel. Le he dado una capa con pincel y una vez seca la he pulido con un paño seco, lo que le ha dado un acabado suave y cálido. Con un poco de cera más oscura le he dado unos toques muy suaves de envejecido y ¡ya esta! Se hace en un ratito ¡os animo a ello!