A ver ¿quién no ha cogido unos kilitos estas Navidades? En Navidad es uno de esos periodos del año en el que por mucho cuidado que tengamos, o pretendamos tener, comemos más de lo normal, bebemos más de lo debido y tomamos más dulces de lo que acostumbramos. En definitiva, es una prueba de resistencia (no voy a comer, no voy a beber), que pocos resistimos.

Así que, como suele ocurrir a primeros de cada año tras estos días de frenesí engullidor, no queda más remedio que hacer ese pequeño esfuerzo para desintoxicarnos y eliminar los vestigios de esos excesos (los kilos, claro).

Eso sí, tomémoslo con traquilidad, sin agobios, pero seamos perseverantes y mantengamos estas recomendaciones al menos un par de meses: tomar mucha agua, hacer ejercicio de forma moderada (un paseo de unos 25 -30 minutos a buen ritmo, puede ser un ejemplo), comer sano y nada de grasas saturadas. Se acabaron los atracones, comer de forma moderada y ampliar nuestra gama de ensaladas y frutas que tan sanas son y tan bien nos vienen. Entre horas, y si os pica el hambre, beber agua, o tomar algo de fruta: preferiblemente manzana, fresas o piña.

Yo ya he comenzamo -tras desayunar el último trozo de Roscón de Reyes que me quedaba- así que ya os contaré qué tal va la cosa ;).